El nuevo iPad de Apple, anunciado el pasado miércoles y que tiene  como principal novedad su conectividad 4G, puede convertirse en el gran  ejemplo de cómo Europa, ahora, va a pagar amargamente su acierto en la  elección de las tecnologías móviles en el pasado. El equipo, que  incorpora conectividad LTE (4G), sólo funciona con este estándar en las  bandas de frecuencia en la que se usa el 4G en EEUU (700 mhz y 2100 mhz)  y no con las que se van a usar inicialmente en Europa (800 y 2600 Mhz).  O sea, que tener el nuevo iPad será como tener uno 3G. Por lo menos,  por ahora.
Un acierto de Europa. El desarrollo  de GSM como estándar europeo de telefonía digital fue uno de los grandes  aciertos tecnológicos de Europa (comparable al Airbus) y el que  convirtió a Ericsson en la potencia que aún hoy es y a Nokia en la que  fue. El dirigismo tecnológico, consensuado entre operadores, fabricantes  y Bruselas, se demostró, por una vez, infinitamente más efectivo que la  libertad absoluta que se dio en EEUU. Allí desembocó, con las  incompatiblidades en estándares y frecuencias, en una fragmentación del  mercado que provocó un retraso en la industria, en términos de  penetración y dispositivos, arrastrado por EEUU hasta hace poco. (Era  curioso apreciar como en los estrenos de las películas americanas de los  noventa, los protagonistas manejaban unos zapatófonos considerablemente más atrasados que los que se estaban usando en esos momentos en Europa).
Un estándar 3G europeo y mundial. Y  cuando la industria europea decidió dar el paso a la nueva generación,  su propia potencia de desarrollo y de mercado interior hizo que el  estándar elegido (con gran controversia, ya que  WCDMA suponía la  obligación de pagar royalties a Qualcomm-), se convirtiera, por la  fuerza de los hechos, en el mejor estándar mundial. Pero eso, que ha  tenido muchas ventajas -los europeos hemos disfrutado de una gran  variedad de terminales, ya que todos los fabricantes desarrollaban  inicialmente en este estándar y su gran extensión en el mundo ha  permitido que sus precios y los de las redes, fueran más ajustados-  puede tener también sus inconvenientes. Y ahora lo vamos a empezar a  ver, con equipos que, como el iPad de Apple, no va a funcionar con su  mejor velocidad en Europa.
Los últimos de los primeros.  Las razones son complejas, pero el caso es que Europa va a ser de las  últimas zonas del mundo desarrollado en que el 4G sea un estándar  ampliamente disponible, más allá de coberturas limitadas en las zonas de  mucho tráfico como estaciones o aeropuertos.
Huida hacia adelante.  Lo curioso del asunto es que, hasta ahora, todos los que han apostado  por el 4G a lo largo del ancho mundo lo han hecho para solucionar graves  problemas con la generación anterior. Si tu situación con el estándar  3G es peor que la de tu rival, lo mejor que puedes hacer es quemar  etapas y que la vida de tu 3G sea lo más corta posible.
EEUU.  Ese es el caso de Estados Unidos. Allí, Verizon eligió un estándar de  3G distinto al europeo, el CDMA 2000, mientras que el grupo que luego  acabaría devorando a AT&T y tomando su nombre, se decantó por el  WCDMA, el nuestro.
La consecuencia de estas decisiones es que  AT&T, que era considerablemente más pequeña que Verizon en el  mercado celular, se aprovechó durante años de que en el estándar europeo  había muchos más terminales, que tenían un mercado más amplio, y por  tanto se beneficiaban de las economías de escala. Lo mismo ocurría con  los fabricantes de equipos de redes. Mientras que los operadores que han  desplegado redes 3G del tipo WCDMA se cuentan por cientos en todo el  mundo, apenas unos pocos se decantaron por el CDMA 2000.
Por si  fuera poco, cuando Apple lanzó su iPhone 3G lo fabricó, lógicamente, con  el estándar más extendido, el europeo.  Eso significó que Verizon se  quedó sin iPhone y vio como millones de fans de Apple se pasaban en masa  a AT&T y como su ventaja en el negocio celular se iba reduciendo.
Eso  obligó a Verizon a apostar a muerte por Android (especialmente por los  equipos de Motorola, lo que salvó la vida del veterano fabricante de  móviles) y a dar un salto mortal al decidir, a comienzos de 2009, que  iba a desplegar LTE todo lo deprisa que pudiera. Eso ha permitido a  Verizon acabar con esa debilidad y situarse en ventaja en la nueva  generación frente a AT&T, a quien, a la postre, ha obligado también a  acelerar el tránsito a la nueva tecnología. A finales de 2011 Verizon  ha anunciado que ya tiene cobertura de 4G para unos 200 millones de  habitantes en Estados Unidos, mientras que AT&T ha alcanzado ya los  74 millones.
En Europa también se tapan fallos.  Los países escandinavos y bálticos están entre los que cuentan con un  despliegue más potente de 4G en Europa. De hecho, TeliaSonera, el  operador sueco-finlandés, tiene diversos grados de cobertura 4G en  Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca y las Repúblicas Bálticas. Lo  curioso es que su temprana adaptación del 4G fue una consecuencia  directa del hecho de que en las famosas subastas del UMTS del año 2000,  Telia se quedó sin frecuencias de 3G en Suecia, su mercado doméstico.  Cuando tienes que ser operador virtual en tu propio mercado, es normal  que pretendas que esa etapa dure lo menos posible. Y al acelerar con el  4G en tus mercados, obligas a tus rivales a seguirte.
China Mobile, víctima de políticas de Estado.  El mayor operador de móviles del mundo, China Mobile, acaba de anunciar  en el MWC una apuesta importante por LTE. Tendrá instaladas 20.000  estaciones base con esta tecnología para finales de este año y nada  menos que 200.000 (para hacer una comparacion hay que tener en España,  en total, hay 60.000 emplazamientos para todas las tecnologías) a  finales de 2013. ¿Y porque? Porque el Gobierno chino, que es el dueño de  las tres operadoras del país, China Mobile, China Unicom y China  Telecom, quería potenciar un estándar propio de 3G, denominado TD SCDMA,  para no tener que pagar royalties a nadie. Y eligió a China Mobile, la  más fuerte de sus tres operadores, para que fuera la locomotora de su  tecnología. Pero eso tiene un precio, porque, claro, lo normal es que  todos los fabricantes desarrollen sus nuevos modelos en el estándar en  que más mercado tiene para vender y no en uno en el que sólo trabaja un  operador, por muy grande que sea. Además, el estándar 3G bueno,  el europeo, le tocó a China Unicom, la segunda operadora del país, y  claro, ésta dispone ahora de todas las ventajas (amplitud de catálogo,  mejores precios, las últimas novedades de mercado y, ¡tachán!, el  iPhone) que van asociadas con él. No es de extrañar que China Mobile  quiera acortar también al máximo su etapa 3G para pasar cuanto antes al  4G.
Europa se lo toma con calma. Pero en la  mayor parte de Europa, como la tecnología es estándar y las frecuencias  también, nadie (bueno, nadie menos Telia) se ha equivocado, al menos en  lo que a estándares se trata. Eso significa que tenemos la tecnología 3G  más extendida, con centenares de smartphones y tabletas, y con redes  que, con su versión HSPA+, pueden alcanzar velocidades de hasta 42  megas. Y ninguno de los grandes operadores como Telefónica, Vodafone,  Orange o Deustche Telekom tiene la urgencia de apostar a muerte por el  4G. Al contrario, disponen de redes de 3,5G sin acabar de amortizar y  pretenden alargar su vida todo lo posible. Por eso, la llegada del 4G a  Europa va a ser, por lo que parece hasta ahora, más lenta y mucho menos  capilar que en otros lugares del mundo desarrollado.
Y en España más. Y a todo esto se le añade el caso español, que es excepcionalmente malo respecto al 4G. Como ya se ha escrito,  las frecuencias de 800 mhz, las mejores para ofrecer una cobertura  capilar del 4G, no van a estar disponibles en España hasta 2014 o 2015,  aunque ya se han subastado y pagado. Dar cobertura amplia con las de  2.600 mhz, las que ahora están disponibles, es caro. Por tanto hay que  esperar a que llegue el 800. El problema, es que ahora mismo, en esas  frecuencias, se emiten varios canales de televisión terrestre y hay que  moverlos de allí para que ese espectro pueda ser usado por las  operadoras móviles. Uno de ellos es La Sexta. Eso suponía para el  Gobierno anterior un importante problema, porque no se trataba de hacer  la pascua a uno de los principales aliados mediáticos del zapaterismo.  Con La Sexta vendida a Antena 3 y un Gobierno del PP, el problema parece  que pierde importancia, por lo que, a lo mejor, la resolución del  trasvase de canales y la llegada del 4G masivo, se adelanta algo en el  tiempo. Pero no mucho. Mientras, en Alemania o Italia, ya han adjudicado  el espectro de 800 y están empezando los despliegues. Y en Reino Unido,  que va de los últimos, está previsto para el verano.
Te aclimatas o te aclimueres. La  moraleja de este cuento es que somos prisioneros de nuestras  decisiones, para bien y para mal. Y que sólo el que se equivoca o al que  le obligan a equivocarse y está en desventaja por ello, se arriesga a  arrostrar los problemas de ser la locomotora de una nueva tecnología. Es  bastante probable, por tanto, que durante años vayamos a la zaga, en lo  que a 4G se refiere, del resto de mercados desarrollados y que ese  desfase se note más en España. Pero para los que para entonces -e  incluso ya ahora- se dediquen a demonizar a los operadores españoles por  el retraso habrá que recordarles que la situación es fruto de las  decisiones racionales que toman los actores económicos de un mercado en  competencia. Y que esas decisiones racionales nos han beneficiado mucho  en el pasado.
 
 
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